- Polifemo: El cíclope enamorado -
Polifemo era un cíclope, una de las categorías de seres primigenios y monstruosos que aparecen en los mitos cosmogónicos griegos, en los que se explica el origen del mundo a partir de unas realidades convertidas en poderes creadores: el Caos, la Noche, el Cielo y la Tierra.
Los cíclopes se caracterizan por tener un único, y gran, ojo en medio de la frente, lo que pone ya de manifiesto su rasgo primordial de bestialidad: la etimología del nombre es explícita: cíclope < que tiene un (gran) ojo redondo (en medio de la frente).>. Son, además de tamaño gigantesco y están dotados de una fuerza extraordinaria.
El cíclope Polifemo, era hijo de Poseidón y de la Tierra, pertenece al grupo de los cíclopes sicilianos, seres salvajes y antropófagos que viven en cuevas, se dedican al pastoreo de rebaños de cabras y ovejas y desconocen el cultivo de la vid y el uso del vino; en definitiva, son ajenos al mundo civilizado de la ciudad.
Polifemo es conocido por su episodio con
Odiseo que tiene lugar en el Canto IX de
La Odisea, donde se desarrolla este mito:
Odiseo y sus compañeros arriban en la isla de los cíclopes, y son hechos prisioneros por
Polifemo, que los encarcela en su cueva, donde se dispone a devorarlos, dejándose a
Odiseo para el final. Pero la astucia del héroe triunfa sobre la fuerza física del monstruo.
Sin embargo, este mito sufre una curiosa evolución, ya que en la antigüedad, pues surge una nueva tradición mitográfica en la que Polifemo se enamora de una bella ninfa, Galatea, que no le corresponde ya que esta está enamorada del bello Acis. Polifemo, enternecido por el sufrimiento amoroso, en la soledad de la playa, declara a las olas del mar su amor por la ninfa.
Más adelante, Polifemo sorprende a los amantes en el bosque y , lleno de ira, arranca un peñasco de la montaña y se lo arroja. Galatea se salva sumergiéndose en el mar, pero Acis es alcanzado y muere. Galatea, finalmente, transforma a este en río.
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La figura de Polifemo, en su doble perfil de monstruo sin civilizar y de tierno enamorado, ha tenido una gran aceptación en la tradición cultural de Occidente.
El mejor ejemplo de esto, es el largo poema de Luis de Góngora, la Fábula de Polifemo y Galatea, donde le poeta narra con pormenor el episodio amoroso.
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